google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: Santiago Martínez
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2 de noviembre de 2016

El hallazgo de un sestercio cambia la edad del acueducto de Segovia

Nuevos estudios arqueológicos sitúan la fecha de construcción del Acueducto de Segovia en el siglo II de nuestra era, a partir de los años 112 y 116. La datación tradicional de este Patrimonio Mundial se remontaba al siglo I, hacia el año 98. El área de Turismo del Ayuntamiento de Segovia ya ha encargado una nueva tirada de folletos turísticos con la nueva fecha.
Acueducto de Segovia. FOTO: MICHAEL ZEGERS / LOOK-foto / GETTY
Los investigadores concluyen que la edificación de las monumentales arcadas se produjo o bien al final del gobierno de Trajano, o bien, con una probabilidad más elevada, en el gobierno de Adriano. Se trata de una época de gran esplendor de la Segovia romana, generalizada en la parte occidental del Imperio. Tras las grandes conquistas de Trajano en la Dacia y Mesopotamia, el dinamismo del sistema económico y las reformas militares de Adriano, que estabilizaron las fronteras imperiales, llevaron a una gran efervescencia en todos los órdenes en las provincias. Durante su mandato y el de Antonino Pío, en el siglo II, se desarrollaron grandes obras públicas.

Los nuevos datos sobre uno de los acueductos más famosos y mejor conservados se han hecho públicos en el reciente encuentro Ciudades Romanas del valle del Duero, celebrado en Segovia en el mes de octubre. El trabajo de investigación fue presentado por el director del Museo de Segovia, Santiago Martínez Caballero; el profesor de la UNED Víctor Manuel Cabañero Martín, junto con el arqueólogo del Servicio de Cultura de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León, Luciano Municio, y los arqueólogos segovianos Clara Martín García y José Miguel Labrador Vielva.

ANÁLISIS DE LOS MATERIALES
El estudio se fundamenta en el análisis de los materiales arqueológicos procedentes de la excavación efectuada en 1998 por el arqueólogo Germán Prieto Vázquez. Exactamente, en los tres pilares de la obra romana en la Plaza del Azoguejo de Segovia, donde se erige el monumento en su máximo esplendor, con su doble piso de arcadas o arcuaciones y sus 29 metros de altura.

La evaluación de los materiales ha permitido detectar que el relleno de las fosas de fundación de estas pilas incluye materiales cerámicos (terra sigilata hispánica) fabricados en talleres riojanos de Trittium (Tricio) sobre el primer tercio del siglo II. Además, entre estos rellenos, se halló un sestercio de Trajano emitido entre 112 y 116, durante el sexto consulado del emperador.

Estos materiales fueron recuperados por Prieto Vázquez en los estratos de cierre de esas fosas en el momento de construcción de la obra, donde se detectó un ingente volumen de restos de la talla del granito, del tallado de los sillares a pie de obra, según se iban elevando pilares y arcadas. Por tanto, pertenecen al momento de su construcción. Esas fosas solo pudieron cerrarse tras el periodo entre los años 112 y 116, asevera el director del Museo de Segovia.

Martínez Caballero analizó los restos arqueológicos y revisó la documentación junto con Cabañero Martín y Prieto Vázquez, quienes concretaron la nueva fecha. Gráficamente, Luciano Municio explica que no hay más remedio que reinterpretar la edad y la historia del acueducto aunque los años varían poco: “Nos colocamos en los primeros decenios del siglo II, pero cambiamos de emperador, ya no toca Trajano”. Por su parte, la concejala de Patrimonio y Turismo del Ayuntamiento de Segovia, Claudia de Santos, subraya que “hay que ajustar la información a la realidad científica en el ámbito turístico”.


INSCRIPCIÓN EN EL SOTABANCO
El director del Museo de Segovia e investigador sostiene que, con anterioridad, se había asentado en los estudios académicos la propuesta de que el acueducto había sido inaugurado al menos veinte años antes, en el año 98, a partir de la hipótesis de lectura que realizó el historiador y epigrafista de la Universidad de Heidelberg, Geza Alföldy, en los años noventa del siglo pasado. Se basó sobre todo en la inscripción que se colocó en el sotabanco, situado entre los dos pisos de arcadas, en su parte más monumental.

De ella solo quedan los agujeros realizados en los sillares de granito donde iban encajados los pernos que se fijaban en el reverso de las grandes letras de bronce dorado (letterae inauratae) que componían la inscripción, letras perdidas por completo, aunque quedaban algunas todavía en el siglo XVI.

Para Martínez Caballero, este epigrafista, de gran prestigio, planteó su hipótesis de un texto que proponía una dedicatoria a Trajano en el año 98, durante su segundo consulado, realizada por los magistrados locales por la reconstrucción (restituerunt) del acueducto. Dato que llevaba a especular sobre una construcción original de la obra en época precedente, manifestando algunos investigadores una preferencia por los emperadores de la dinastía de los Flavios, en especial Vespasiano o Domiciano, entre 69 y 98, aunque sin datos contrastados.

10 de diciembre de 2013

Prospecciones arqueológicas en busca de la Judería de Alcañiz (Teruel)

La Escuela Taller de Alcañiz realizará prospecciones arqueológicas en varias parcelas urbanas de propiedad municipal situadas en el barrio de Santiago con el profesorado y alumnado del Módulo de Trabajos Auxiliares de Arqueología. El objetivo es intentar localizar restos de una antigua sinagoga. La Judería de Alcañiz podría haber sido una de las más influyentes en Aragón y haber albergado no una sino hasta dos sinagogas.
El Barrio de Santiago de Alcañiz (Teruel) es la zona del casco antiguo donde se ubicó la judería.
La idea de realizar algún trabajo de investigación en esta zona del casco viejo alcañizano surgió a raiz de las revelaciones realizadas durante el Curso interdisciplinar de Humanismo por el profesor de Historia Medieval de la Universidad San Jorge (USJ) Miguel Ángel Motis, quien delimitó la Judería de Alcañiz en el barrio de Santiago.

Según el investigador, la Judería de Alcañiz podría haber sido una de las más influyentes en Aragón y haber albergado no una sino hasta dos sinagogas.

Según informó el Ayuntamiento de Alcañiz, el propio Motis asumió el compromiso, tras su intervención en el curso de Humanismo este pasado mes de noviembre, de plasmar en un libro, que podría ver la luz en unos dos años, sus investigaciones sobre la importancia de los judíos en la capital del Bajo Aragón.

El Curso Interdisciplinar de Humanidades, que este año se centró en el 600 aniversario de la Disputa de Tortosa (uno de los debates interreligiosos entre judaísmo y cristianismo más importantes y trascendentales en la Europa de la Edad Media) puso de manifiesto que la judería alcañizana fue una de las más importantes de los siglos XIV, XV y XVI en Aragón, y que su influencia en la citada Disputa tortosina promovida por Benedicto XIII, el papa Luna- fue decisiva para las conversiones masivas de judíos al cristianismo en el territorio aragonés tardomedieval.

UNA HIPÓTESIS POR CONFIRMAR
El director de la Escuela Taller de Alcañiz, Santiago Martínez, explicó que los alumnos y profesores intentarán "localizar esas estructuras que podrían pertenecer a la antigua sinagoga de la que habló el profesor Montis", si bien recalcó que "hay que ver si se encuentran en solares de propiedad municipal".

Una vez localizado el lugar, "habrá que estudiar el tipo de actuación que se lleva a cabo, ya que, por el momento, esa intervención no está recogida en nuestro proyecto como Escuela y tendríamos que incorporarla". En cualquier caso, Martínez hizo hincapié en que "el profesor Motis no dijo que esa era seguramente la sinagoga mayor de Alcañiz, sino que era verosímil que se encontrara ahí".


En cualquier caso, el director de la Escuela Taller se mostró escéptico sobre lo que ahora pueda localizarse en la zona, ya que "la cultura material del entorno no es muy distinta de los edificios cristianos que ahora existen".

MOTIS HABLA DE LA PRESENCIA DE DOS SINAGOGAS EN ALCAÑIZ
Otro de los avances investigadores de Motis se refirió a la existencia de dos sinagogas en la capital bajoaragonesa en el siglo XV, algo excepcional para una población de sus características, lo cual, según el historiador, revela la influencia e importancia de su comunidad judía. Una comunidad que el investigador situó en el actual barrio de Santiago, especialmente en el entorno de las –actuales- calles Trinidad, Panfranco, callizo Amposta y callizo Trinquete, "a las faldas del poder, esto es, a los pies del castillo de la Orden de Calatrava".

El historiador ha llegado a ubicar uno de los dos templos judíos, el de mayor tamaño "en lo que posteriormente sería un horno de la calle Trinidad". En referencia a la importancia de esta sinagoga, el ponente citó que se había fundado en 1364 y estaba "llena de panes de oro", esto es, ricamente ornamentada. Eso es lo que habría suscitado la envidia del arzobispo de Zaragoza, a quien el rey Pedro el Ceremonioso advirtió que no levantara "cuestiones odiosas o viejas" que pudieran enturbiar las buenas relaciones entre la comunidad judía de Alcañiz –prestamista- y los caballeros de Calatrava –prestatarios de aquélla y beneficiarios de la dinámica económica positiva inherente a los asentamientos judíos-, que apoyaban al rey aragonés frente a su homónimo castellano en la llamada "guerra de los dos Pedros".

EL JUDAÍSMO EN ALCAÑIZ, CLAVE PARA LOS HUMANISTAS
Según el profesor de Historia Medieval de la Universidad San Jorge (USJ), la importancia social y cultural de las escuelas judaicas de Alcañiz pudo ser clave también para el nacimiento y desarrollo de la corriente cultural, educativa y social que vinculó a la capital bajoaragonesa con lo más avanzado del Humanismo en la Europa del siglo XVI. 


Experto mundial en judaísmo, Motis explicó que uno de los artífices de la Disputa de Tortosa (1413-1415), y de sus consecuencias en las masivas conversiones posteriores de judíos al cristianismo, fue el alcañizano Jerónimo de Santa Fe, converso a su vez y natural de la murciana villa de Lorca. Desveló que probablemente llegó en su infancia a Alcañiz, adonde su padre le habría traído por la gran importancia y calidad docente de sus escuelas judaicas "en vez de ir a Zaragoza, como hubiera sido lógico por el cargo de su progenitor, que era diplomático de alto rango".
(Fuente: Diario de Teruel)