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23 de diciembre de 2022

Uceda, una medina oculta a los pies de Somosierra

Un proyecto arqueológico que lidera la Universidad de Alcalá ha permitido confirmar la secuencia histórica del asentamiento poblacional de época islámica en esta zona a caballo entre las provincias de Madrid y Guadalajara
Excavación del espacio extramuros del castillo-alcázar de Uceda (Guadalajara) Imagen: Universidad de Alcalá

Bajo el pueblo de Uceda, en la provincia de Guadalajara, hay todo un mundo. Los pobladores se han ido sucediendo desde la fundación de una ciudad árabe que, según los primeros cálculos, se habría extendido en unas diez hectáreas de territorio. Sobre sus restos crecería después una población medieval que mudó de aspecto hasta hoy.

“Estamos encontrando una gran diacronía, una secuencia histórica en la zona que nos permite saber cómo se fue trasladando la población desde la primera medina original”, explica Lauro Olmo, codirector del proyecto junto a Manuel Castro. Ambos investigadores son profesores en la Universidad de Alcalá (UAH) y buscan saber cómo han cambiado los poblamientos a los pies de la Sierra Norte de Madrid en lo que hoy es el límite con Guadalajara.

Parten de los datos del cercano yacimiento del Pontón de la Oliva. “Fue saqueado por los furtivos y explotado como cantera desde el siglo XIX”, asegura Manuel Castro. Seguramente sirvió para la construcción de la presa que hay en esta parte del río Jarama, que hoy está en desuso.

“No hay ninguna fase anterior al siglo VI, en época visigoda, así que lo lógico es pensar que la población se trasladó posiblemente a Uceda y que se convirtió en el asentamiento dominante en la zona durante época islámica y muy vinculada a la medina de Talamanca del Jarama”, cuenta Castro.

“Uceda ofrece una oportunidad muy significativa porque gran parte de la medina está fosilizada”, abunda el arqueólogo, aunque en la excavación todavía no han llegado a los niveles en los que están los restos islámicos que se conocen gracias al georradar. La medina tuvo una extensión de entre 10 y 12 hectáreas y, aunque en parte está ocupada por construcciones modernas, todavía conserva intacta una amplia zona.

En 2018 ya se llevó a cabo una primera prospección y en este 2022, durante tres meses, han excavado en el espacio extramuros de lo que primero fue alcazaba árabe y después castillo-alcázar, en las proximidades de la puerta que daba acceso a la fortificación.

En el siglo XV sitúan los investigadores el último momento de una gran reforma en el edificio antes de iniciar su declive. Fue intensa y supuso el desmantelamiento de la fortaleza medieval articulada entre los siglos XIII y XIV.

Los resultados han permitido confirmar que el momento de abandono de la fortaleza se inició a finales del siglo XVI, para convertirse en cantera. Pero, ¿qué paso a lo largo de ocho siglos?

La medina islámica
El origen de este pueblo de Guadalajara cercano a Torrelaguna (Madrid) está en la época de Al-Andalus. “Es uno de esos asentamientos urbanos de nueva planta que se fundaron en época andalusí”, explica Lauro Olmo.

Su nacimiento coincidió, además, con “la aparición de un nuevo modelo de ciudad en el siglo IX, durante la consolidación del Emirato omeya de Córdoba que incluía aldeas o alquerías como las llamaban los árabes. La de Uceda era la típica ciudad. Nuestra provincia siempre ha estado muy ligada al mundo árabe, incluso en la toponimia”, recuerda el arqueólogo que cita por ejemplo otros movimientos de población como el éxodo de los habitantes de la ciudad visigoda de Recópolis a la vecina Zorita de los Canes, la fundación de Madinat al-Faray (hoy Guadalajara), o los nuevos asentamientos de Sigüenza y Atienza.

El lugar de surgimiento de la medina no se elige al azar. Los romanos ya estuvieron allí antes, en un asentamiento a apenas dos kilómetros de lo que hoy es el pueblo de Uceda. Y además, muy cerca de allí hay otras dos importantes referencias poblacionales: el yacimiento de la Dehesa de la Oliva, en Patones o el de la medina de Talamanca del Jarama, ambos ya en la provincia de Madrid. “Es posible que desde ambos se produjera un éxodo de población hacia Uceda”, señala Olmo-Enciso quien destaca además la importancia de la vida en torno al río Jarama.

“Me gusta recordar que uno de los legados árabes fueron los grandes cultivos de huerta que es evidente en Uceda”, añade para matizar que “todo eso cambió con el efecto del Corredor del Henares, que ha dejado una estructura económica muy distinta en la actualidad”.
El alcázar y la ciudad medieval: el Arzobispado de Toledo guardaba allí su recaudación

Lauro Olmo-Enciso lamenta que la arqueología de Al-Andalus “no se prodiga demasiado en los proyectos de investigación ni tampoco la post medieval y resulta que en Uceda tenemos referencias de los siglos XIV, XV y XVI de gran trascendencia”.

De hecho, el proyecto investigador abarca varios momentos de la historia. Uceda era una amplia ciudadela medieval de 10 hectáreas y un punto estratégico en el control del paso de Somosierra que permitía el acceso entre la meseta sur y la norte. Era todavía un importante núcleo militar a principios del siglo XVI, momento en el que conservaba un importante arsenal y fue uno de los centros defensivos más importantes del Arzobispado de Toledo.

En el conjunto urbano destacaba la alcazaba, que en el lugar siempre se ha conocido como el Alcázar y después el castillo medieval.

Se conserva todavía parte de una imponente torre albarrana junto a los restos de un camino de origen medieval que permitía el acceso desde el Jarama y que aporta al castillo un importante valor paisajístico y ambiental para conocer el entorno a los pies de la Sierra Norte entre Madrid y Guadalajara.

“Las fuentes textuales nos hablan de diversas reconstrucciones y ampliaciones de la fortaleza entre los siglos XII-XV, sobre una fundación islámica”, explican los investigadores. Su función estratégica fue reforzada en el siglo XV por los sucesivos arzobispos que “convirtieron a la fortaleza en uno de los puntos fuertes donde se guardaba la recaudación fiscal”.

Aunque el castillo sufrió diversas reconstrucciones entre los siglos XIII-XIV, destacan las obras emprendidas por el díscolo arzobispo Alonso Carrillo de Acuña (1410-1482), que encargó que el alcázar se reforzara, preparándolo intensamente para el fuego de artillería además de ampliar su foso. Y es que “en el siglo XIII hubo un cambio en el concepto de las construcciones ofensivas”, detalla Olmo-Enciso.

Con la llegada de los Reyes Católicos, tras imponerse en la Guerra de Sucesión (1475-1479), se inició un largo periodo de abandono de un lugar que, por cierto, sirvió de encierro para personajes ilustres como el cardenal Cisneros a finales del siglo XV, y “tal vez” para el duque de Alba (1579-1580).

Las excavaciones realizadas en el interior del recinto han puesto de manifiesto la existencia de suelos que formaron parte de un segundo piso y un gran aljibe.

De momento, se ha trabajado en la identificación de algunos de los elementos más significativos de la alcazaba a través de una extensa prospección geofísica, mediante georradar. Eso ha permitido a los investigadores reconocer parte de la planta y el diseño original del castillo que permanece enterrado. Se ha confirmado, por ejemplo, la organización del edificio en torno a un gran patio central.

Después y gracias a drones de alta resolución, se ha podido identificar gran parte del espacio de la medina, mediante la creación de modelos 3D. Todo ello ha permitido encontrar un recinto amurallado que debió tener unas dimensiones de, al menos, 1,40 kilómetros.

Una iniciativa ciudadana
El pasado islámico de la provincia, arqueológicamente, ha permanecido siempre en un segundo plano, reconoce Lauro Olmo-Enciso. Con Uceda ha llegado la excepción y además gracias a la iniciativa ciudadana local: “Partió del propio Ayuntamiento de Uceda y eso no suele ser habitual”. El Consistorio financia parte del proyecto, además de la Junta de Castilla-La Mancha, la Universidad de Alcalá y no se descarta que se pueda sumar la Diputación de Guadalajara.

Además del ayuntamiento, los vecinos de este pueblo que no llega a los 3.000 habitantes se han volcado con los investigadores: “Los arqueólogos y los historiadores nos basamos en documentación científica, pero la colaboración de las gentes del lugar que te vienen a contar cosas, incluidas las tradiciones, es algo muy notable. Ha sido un entorno de trabajo muy agradable y potenciador”.

Ya les esperan para la próxima campaña que está prevista para la primavera de 2023. Se centrarán en la excavación de la puerta de acceso y en la identificación de la primera configuración de la fortaleza, cuya fundación se debió producir en época emiral (siglos VIII-IX) y ligada estrechamente con la medina de Talamanca del Jarama.

8 de julio de 2012

Madrid promueve la actividad arqueológica como atractivo turístico

Durante todo el mes de julio se podrán visitar los yacimientos de Colmenar Viejo, Alcalá de Henares, Patones, Cercedilla, Galapagar, Collado Mediano, Rivas-Vaciamadrid, Lozoyuela- Sieteiglesias, Cadalso de los Vidrios, Arroyomolinos, Torrelodones, Venturada, El Berrueco, Torrelaguna, El Molar, El Vellón, Madrid, Manzanares El Real y Buitrago del Lozoya.
Visita al yacimiento de Colmenar Viejo (Madrid)
La muestra incluye elementos gráficos y textos sobre los principales yacimientos de la región. La red de yacimientos visitables de la Comunidad incluye 16 enclaves paleontológicos y arqueológicos. Habrá un seminario que contará con profesionales arqueólogos que han trabajado en los yacimientos.

La Comunidad de Madrid promueve la actividad arqueológica como atractivo turístico y por ello el director general de Turismo, Joaquín Castillo, inauguró hoy en la Oficina de Turismo de Plaza de la Independencia la exposición "Turarq: Turismo Arqueológico de la Comunidad de Madrid", que recoge en 20 paneles una muestra sobre los yacimientos visitables de la Comunidad de Madrid, en los que se incluyen una explicación técnica, elementos gráficos y textos sobre los yacimientos, así como información de acceso, régimen de visitas y las principales propuestas turísticas de los municipios en los que se encuentran los yacimientos.

En esta muestra, que estará abierta durante todo el mes de julio, figuran los yacimientos de Colmenar Viejo, Alcalá de Henares, Patones, Cercedilla, Galapagar, Collado Mediano, Rivas-Vaciamadrid, Lozoyuela- Sieteiglesias, Cadalso de los Vidrios, Arroyomolinos, Torrelodones, Venturada, El Berrueco, Torrelaguna, El Molar, El Vellón, Madrid, Manzanares El Real y Buitrago del Lozoya.

El director general de Turismo recordó que la arqueología ha demostrado su valor como interés turístico y que la Comunidad de Madrid ha apostado por la puesta en valor de diferentes yacimientos y monumentos. En este sentido, la muestra que hoy se inauguró permite al turista tener una visión global de este tipo de oferta turística.

Castillo estuvo acompañado por la directora general de Patrimonio Histórico de la Comunidad, Laura de Rivera, que explicó que el público ya puede disfrutar de 16 yacimientos visitables en la región, a los que en octubre se sumarán dos nuevos en Colmenar Viejo (los asentamientos visigodos de Navalvillar y Navalahija).

En estos momentos pueden visitarse la necrópolis medieval de Sieteiglesias (Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias); la necrópolis visigoda de Remedios (Colmenar Viejo); el conjunto arqueológico de la Dehesa de la Oliva (Patones); la Calzada romana de Galapagar; el hábitat carpetano de Miralrío (Rivas-Vaciamadrid); la ciudad romana de Complutum, que incluye el Foro, la trama urbana y la Casa de Los Grifos (Alcalá de Henares); el yacimiento romano de El Encín (Alcalá de Henares); la casa romana de Hippolytus (Alcalá de Henares); el castillo medieval de Arroyomolinos (1a Fase); Caminería histórica del Valle de la Fuenfría (Cercedilla); la Iglesia del Buen Suceso, en la estación de Cercanías de Sol (Madrid); la Plazuela de los Caños del Peral, en la estación de Ópera de Metro de Madrid; el Antiquarium y Paseo Arqueológico del Palacio Arzobispal, en el recinto amurallado de Alcalá de Henares; y el yacimiento 'La Mezquita' de Cadalso de los Vidrios.

A esto hay que añadir dos instalaciones museográficas: el yacimiento paleontológico de La Carpetana en la estación de Metro del mismo nombre, y el yacimiento paleontológico del Intercambiador de Príncipe Pío, ambos en Madrid capital.

(Fuente: Portal Local)