google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: defixionum tabellae
Mostrando entradas con la etiqueta defixionum tabellae. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta defixionum tabellae. Mostrar todas las entradas

30 de abril de 2014

Encuentran una misteriosa "tablilla de maldición" greco-latina en el Museo Arqueológico de Martos (Jaén)

La "tablilla de maldición" o Defixionum Tabellae se localizó entre otros objetos arqueológicos del fallecido padre franciscano Alejandro Recio Veganzones, eminente erudito, historiador y arqueólogo que fuera promotor del Museo Arqueológico de Martos. La tablilla de plomo mide casi 11 centímetros de largo y 5.7 de ancho. Tanto su procedencia y datación así como la identificación y el significado de las grafías que contiene son toda una incógnita, aunque algunos expertos apuntan a que podría estar escrita en latín. 
Francisco Ocaña revisa información sobre otras "tablillas de maldición" encontradas en la Península Ibérica.
Según Francisco Ocaña, técnico del Museo Arqueológico de Martos, ubicado en el Colegio San Antonio de Padua de esta localidad gienense,  "la tablilla de plomo se encontró enrollada sobre sí misma y envuelta en papel de periódico entre otros objetos arqueológicos que pertenecieron al Padre Recio y "en su interior aparecen unas inscripciones en un lenguaje que todavía no se ha podido ni siquiera identificar y en el que parece que se combinan algunos signos del griego clásico con otras grafías de difícil identificación." .

La "defixionum tabellae" de Martos mide 10,7 cms de largo y 5,6 cms de ancho.
Ocaña nos comenta que desde el Museo de Martos se han puesto en contacto con epigrafistas de las universidades de Valladolid, Córdoba y Barcelona, sin que hasta el momento hayan recibido una respuesta que identifique el lenguaje en que está inscrita ésta lámina de plomo.

Hemos estado investigando -nos comenta Ocaña- sobre esta extraña tablilla, "y hemos encontrado semejanzas con la "tablilla de Llíria", encontrada en esta localidad valenciana y la de Orleyl, en Castellón, "aunque en este caso se trata de una "defixionum" ibérica." "Existen otras tablillas semejantes aparecidas en  Ampurias, Sagunto, Córdoba o Itálica, aunque en estos casos -aunque con mucho esfuerzo por parte de los epigrafiastas- ha sido posible identificar su origen latino."

ESCRITA EN LATÍN
Desde La Bitácora de Jenri nos hemos puesto en contacto con la Dra. Ana Vázquez Hoys, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), quien después de observar las fotografías que le enviamos nos apunta que "podría tratarse de latín", y en su página web comenta sobre estas pequeñas tablillas, llenas de conjuros, "que suelen estar escritas de forma incorrecta, a veces con la repetición incomprensible de las palabras, lo que impide su correcta interpretación y que a menudo las hace incomprensibles".

 "Estos aparentes errores de redacción o incorrecciones con respecto al lenguaje culto, no son más que una serie de elementos mágicos, que obscurecen el texto a propósito", dice la profesora Vázquez Hoys.
Detalle de las grafías que aparecen en la tablilla de Martos.
Segun Vázquez Hoys, "en algunos casos se llega a emplear "la escritura de espejo", ya que muestran grafías escritas al revés, tal es el caso de la encontrada en Ampurias.

Sobre la procedencia de la tablilla, Francisco Ocaña nos comenta que no está nada claro, ya que no se acompañaba de ninguna etiqueta o identificación, y que además fue encontrada en una maleta junto a otros objetos arqueológicos que el Padre Recio guardaba de sus viajes por Italia y el norte de África.

TABLILLA DE MALDICIÖN ("DEFIXIONUM TABILLAE")
Una tablilla de maldición (en latín defixio, y en griego κατάδεσμος katádesmos) era un medio frecuente para maldecir en el mundo grecorromano, por el que alguien pedía a uno o más dioses que dañasen a otros, con frecuencia como venganza. 

Se escribían estos textos en finas hojas de plomo que posteriormente se enrollaban, doblaban o clavaban. Estas tablillas se colocaban normalmente bajo tierra, ya fuera enterrándolas en tumbas, arrojándolas a manantiales, pozos o piscinas, escondiéndolas en santuarios subterráneos, o incrustándolas en las paredes de los templos.